jueves, 19 de marzo de 2015

Esas cosas que no me atrevo a decirte…



Un año más llega este día… Y un año más El Cabrales no está en casa. Por un lado, triste por no estar allí y poder felicitar a la persona más importante de mi vida, mi padre. Triste por no poder “ir a echar café” con él. Nuestro café. Por otro lado, contento de no estar en casa y más por el motivo que es. Por estudios. En este sentido, solo puedo decirle gracias por darme esta oportunidad que con tanto sacrificio sacas a delante.



Creo que nunca podré agradecer todo lo que esta persona ha hecho por mí. Ya no el hecho de sacrificar su vida, sus ratos, sus descansos por mí sino todos aquellos momentos de los que he podido aprender algo nuevo. Algo muy importante que he aprendido de su mano es que no hay nada más valioso y digno de admirar en una persona que su humildad “la humildad es aquello que te puede hacer grande”. 

Mi padre es esa persona que siempre pone todo su empeño en hacer las cosas bien. Más que poner empeño pone su corazón. Él me dice siempre “que las cosas hay que hacerlas con gusto para que queden bien”. Y lo creo.  En verdad no es un hombre que haga las cosas bien. Las hace perfectas. Le encanta la perfección y dejar todos los cabos bien atados. Calcular los milímetros. “Tú mide, vuelve a medir y cuando estés seguro de la medida, antes de cortar, vuelves a medir”. Esta es otra de sus frases. 

Más que un padre es un amigo. O mejor dicho, un mejor amigo. 

También tengo que agradecerte aquellos días de reyes en los que llegabas al pie de mi cama a eso de las 3 am y me decías “creo que los reyes vinieron, oí unos ruidos en el salón… levántate y mira a ver”. Todos esos momentos en los que nos desaparecemos juntos haciendo de ese rato nuestro momento. Por todos esos momentos de cortados condensada para ti y leche y leche para mí. Por todos esos momentos de complicidad. Por todas esas cosas que me has enseñado a hacer. Por enseñarme a pensar, a pensar en frío. Por enseñarme a que cuando hay algo que queremos o necesitamos tenemos que imponernos e ir a por ello. Luchar. Por todo eso y mucho más, gracias.



A pesar de que a él no le gustan nada las agujas, a mí me encantan (no en el ámbito sanitario) sino en lo que a arte se refiere. Tatuajes. Siempre dije que nunca me haría uno. Llevo varios. Siempre dije que nunca me tatuaría el nombre de nadie porque nunca estaría tan seguro de alguien como para llevarlo de por vida. En unos días, el 27 de marzo hará un año que llevo su nombre. El mejor nombre que podría haberme hecho.

Eres y serás la luz que ilumine mi camino. Mi faro. 

Sin duda este hombre ha sido un ejemplo a seguir en muchos aspectos. No quiero decir que sea perfecto, pero sí que intenta serlo. Con eso me vale.

A esa parte de mí. A ese amigo. Feliz día del padre.

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