Esa
fue la pregunta que me hizo hace poco. Le gusta hacerme pensar, me dijo.
Y vaya
que si lo consiguió…
Sin duda es una de esas
preguntas que te hacen pensar. Mucho. Y eso se me da bien. Evidentemente, me
tomé la libertad pensar una respuesta propia de mí. Me llevó unas buenas horas
pero tras meditarlo con calma llegué a la conclusión de que ser feliz es algo
muy subjetivo. Creo que la felicidad depende de dos grandes aspectos. Por un
lado, depende de lo satisfecho que estemos con nuestras vidas, satisfechos de
esas expectativas que teníamos y hemos podido lograr. Es decir, de los méritos
propuestos y alcanzados. Por ejemplo, querer tocar la guitarra. Proponértelo. Y
poco a poco ver como tus manos van articulando notas… y van sonando ritmos.
Hasta que de pronto eres capaz de tocar canciones que creías imposibles. Por otro lado, la felicidad depende de todos
aquellos momentos positivos que seamos capaces de recordar y sobre todo, que
sean capaces de recordarse por encima de los negativos. Por ejemplo ese
sentimiento de paz que puede darte el oler en alguien ese perfume que tan bien
le quedaba a esa persona tan especial, que ya no está. Hueles y sonríes tímidamente…
Para mí la felicidad está detrás de esos
dos aspectos. Quizás para ti que lees esto la felicidad se esconda detrás de
otros valores. Quizás sean simplemente eso, valores, o sentimientos, o cosas
materiales y acumulables… Muchas personas se han afanado en hacer fortunas de
millones y de Billones, con B. Pero el dinero solo puede pagar facturas,
caprichos y otros lujos… pero no puedes comprar, por ejemplo tiempo. Ni salud.
Con dinero puedes irte de hoteles con todo tipo de servicios pero… ¿sabes cuál
es la cama más cara del mundo? La cama del hospital. Cuando estas en ella, por
mucho dinero que se tenga y mucho poder que hayas logrado solo quieres una
cosa: salud. Y yo eso lo traduzco como una prórroga de vida, tiempo.
Para mí la felicidad no se encuentra
detrás de cosas materiales. Las cosas materiales solo nos hacen la vida más
fácil, a veces. (Muchas veces es más el querer aparentar para así alimentar
nuestro ego). Para mí la felicidad se esconde detrás de todos aquellos “momentos”
o “instantes”. Detrás de cada sonido, canción, olor, sabor, caricia, beso, etc
que recuerde con una sonrisa. Muchas veces no nos damos cuenta que la felicidad
es un estado que NO se consigue pagando cenas caras en restaurantes de
reconocido nombre, vinos de lujosa etiqueta, viajes al fin del mundo con todo
incluido… Se consigue compartiendo el momento de esa cena del chino que tenemos
que compartir porque no teníamos para más, del momento de compartir ese vino de
tres euros, del ratito que duró ese paseo por nuestras peatonales calles porque
no teníamos para ir a Venecia como las parejas de enamorados que salen en las
postales… Es así de simple.
También pienso que la felicidad es un
sentimiento agridulce… Agridulce ya que podemos anhelar un momento concreto.
Con una persona en concreto. En un lugar en concreto. Y no ser posible al menos
en la inmediatez… Hoy yo de haber podido tomar un leche y leche donde siempre
con mi padre hubiese sido, al menos por ese instante, uno de los chicos más
feliz del mundo ya que no hay momento ni hay persona capaz de sustituir ese
ratito tan nuestro…. La felicidad es un sentimiento agridulce ya que a pesar de
que un café me recuerde a ti, hoy yo me lo tuve que tomar solo. Sin ti. Ese es
el precio que debemos pagar por recordar lo fantástico y mágico que puede
llegar a ser un momento.