martes, 17 de noviembre de 2015

¿Qué es para ti ser feliz?




Esa fue la pregunta que me hizo hace poco. Le gusta hacerme pensar, me dijo.
Y vaya que si lo consiguió…


Sin duda es una de esas preguntas que te hacen pensar. Mucho. Y eso se me da bien. Evidentemente, me tomé la libertad pensar una respuesta propia de mí. Me llevó unas buenas horas pero tras meditarlo con calma llegué a la conclusión de que ser feliz es algo muy subjetivo. Creo que la felicidad depende de dos grandes aspectos. Por un lado, depende de lo satisfecho que estemos con nuestras vidas, satisfechos de esas expectativas que teníamos y hemos podido lograr. Es decir, de los méritos propuestos y alcanzados. Por ejemplo, querer tocar la guitarra. Proponértelo. Y poco a poco ver como tus manos van articulando notas… y van sonando ritmos. Hasta que de pronto eres capaz de tocar canciones que creías imposibles.  Por otro lado, la felicidad depende de todos aquellos momentos positivos que seamos capaces de recordar y sobre todo, que sean capaces de recordarse por encima de los negativos. Por ejemplo ese sentimiento de paz que puede darte el oler en alguien ese perfume que tan bien le quedaba a esa persona tan especial, que ya no está. Hueles y sonríes tímidamente…

Para mí la felicidad está detrás de esos dos aspectos. Quizás para ti que lees esto la felicidad se esconda detrás de otros valores. Quizás sean simplemente eso, valores, o sentimientos, o cosas materiales y acumulables… Muchas personas se han afanado en hacer fortunas de millones y de Billones, con B. Pero el dinero solo puede pagar facturas, caprichos y otros lujos… pero no puedes comprar, por ejemplo tiempo. Ni salud. Con dinero puedes irte de hoteles con todo tipo de servicios pero… ¿sabes cuál es la cama más cara del mundo? La cama del hospital. Cuando estas en ella, por mucho dinero que se tenga y mucho poder que hayas logrado solo quieres una cosa: salud. Y yo eso lo traduzco como una prórroga de vida, tiempo.

Para mí la felicidad no se encuentra detrás de cosas materiales. Las cosas materiales solo nos hacen la vida más fácil, a veces. (Muchas veces es más el querer aparentar para así alimentar nuestro ego). Para mí la felicidad se esconde detrás de todos aquellos “momentos” o “instantes”. Detrás de cada sonido, canción, olor, sabor, caricia, beso, etc que recuerde con una sonrisa. Muchas veces no nos damos cuenta que la felicidad es un estado que NO se consigue pagando cenas caras en restaurantes de reconocido nombre, vinos de lujosa etiqueta, viajes al fin del mundo con todo incluido… Se consigue compartiendo el momento de esa cena del chino que tenemos que compartir porque no teníamos para más, del momento de compartir ese vino de tres euros, del ratito que duró ese paseo por nuestras peatonales calles porque no teníamos para ir a Venecia como las parejas de enamorados que salen en las postales… Es así de simple.




También pienso que la felicidad es un sentimiento agridulce… Agridulce ya que podemos anhelar un momento concreto. Con una persona en concreto. En un lugar en concreto. Y no ser posible al menos en la inmediatez… Hoy yo de haber podido tomar un leche y leche donde siempre con mi padre hubiese sido, al menos por ese instante, uno de los chicos más feliz del mundo ya que no hay momento ni hay persona capaz de sustituir ese ratito tan nuestro…. La felicidad es un sentimiento agridulce ya que a pesar de que un café me recuerde a ti, hoy yo me lo tuve que tomar solo. Sin ti. Ese es el precio que debemos pagar por recordar lo fantástico y mágico que puede llegar a ser un momento.